Después de tanto tiempo, de tantas lágrimas y vacios. De tantas noches dudando si todavía te quiero.
Nuestras miradas se cruzaron y tu, quizas avergonzada por las malas artes que usaste en esto del amor, apartastes la mirada. Fué fugaz, pero te ví.
No me saludaste, ni mi alma lo echó de menos, no echó de menos nada de tí... Ni tan siquiera vinieron a mi imagenes de nuestros momentos de felicidad fingida por tu parte, de esas falsas promesas, de esos momentos que tu creaste sin sentir.
Te vi... y la única pregunta que me vino a la mente, fué que ví en ti aquel día.
Que ví en tí para entregarte tanto amor desinteresado, para darte toda mi alma... o mejor dicho, que no vi en tí, como no ví esa mirada inespresiva de la persona que todo lo controla, que controla cada momento de amor, cada caricia, cada palabra.
Hoy te vi... y salí vencedor...
Te vencí en la mirada, pues mi alma no tiene que avergonzarse de nada, pues mi amor no tiene que esconderse de nadie, ni mi conciencia se mueve dentro de mi ser intranquila.
Te vencí en el amor, pues se que ya no puedes hacerme daño.
Te vencí en el orgullo, pues tuvistes que apartar la mirada y te hundistes en tí misma.
Hoy te ví, fueron unos segundos que dijeron mas que una vida, me dijeron que tuve la suerte de perderte, que tu tuvistes el honor de un día tenerme, que no has encontrado ni encontrarás a nadie como yo, que no fuiste sincera y lo sabes. Me dijeron tantas cosas que seguí andando, con la cabeza alta, el alma entera y todo mi ser reforzado..
Porque hoy te vi.....y hoy se que te olvidé.
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